El confort acústico
El confort acústico puede definirse como la condición psicofísica según la cual un individuo, mientras se encuentra inmerso en un campo sonoro, siente una sensación de bienestar, en relación con la actividad que ejerce.
No trataremos en esta breve introducción de los parámetros complejos relacionados con la calidad de escucha en los espacios audio-musicales especializados, le recomendamos que consulte las páginas dedicadas a este tema.
Sin embargo, podemos observar que, si bien el confort acústico puede equipararse al concepto de bienestar acústico, está en cambio solamente parcialmente definido por las nociones fundamentales de silencio y ausencia de ruido, con las que todavía se confunde a menudo.
En este sentido, es interesante recordar el caso de la condición acústica que se crea al interior de una cámara anecoica, también conocida como “camera sorda”. Se trata de un laboratorio específicamente concebido para realizar mediciones acústicas, que absorbe el sonido creando artificialmente una condición de silencio absoluto, que con frecuencia provoca un fuerte malestar sensorial y emocional a las personas que acceden por primera vez.
Este fenómeno se explica sencillamente, ya que al estado de naturaleza el silencio total no existe. Eso es probablemente vinculado a los mecanismos ancestrales de autodefensa, que nos hacen percibir una condición de silencio absoluto como señal de una amenaza inminente.
Todos podemos experimentarlo a diario por ejemplo cuando nos encontramos en un restaurante completamente vacío, y el silencio total no es necesariamente vivido como un verdadero bienestar acústico.
Por último, cabe recordar que no es sólo el nivel de ruido ambiental de un local que determina las condiciones de confort, o de malestar, acústico. Asimismo, es necesario considerar detenidamente las características “espectrales” del sonido, ya que los componentes sonoros en los que predominan sonidos demasiados altos o bajos se consideran como altamente incómodos.
Una intervención de corrección acústica arquitectónica tiene, pues, como objetivo de limitar el ruido ambiental de un local actuando sobre la reverberación, eliminando a la vez los excesos de sonoridad identificados como ajenos al campo auditivo humano clásico.